En medio de viajes al futuro, Battlefield 1 nos lleva a principios del siglo XX. Reflexionamos sobre el riesgo de la decisión de DICE y Electronic Arts.
El género de los first person shooter está viviendo una época destacada (y algo extraña). En apenas seis meses vamos a encontrarnos con siete u ocho alternativas totalmente diferenciadas entre sí y que apuntan a públicos muy concretos; desde los hero shooters para jugar en equipo como Overwatch o Battleborn hasta el valor de lo clásico de DOOM pasando por el futuro de Call of Duty: Infinite Warfare y, ahora, el viaje a la Primera Guerra Mundial de Battlefield 1.
Estamos ante un movimiento tan sorprendente como arriesgado en lo comercial. En una época en la que los juegos tienden a abrirse al mayor público posible rebajando la dificultad, un FPS de por sí relativamente complejo representará una época que no hará más que acentuarlo al, entre otras muchas cosas, dotar de mayor importancia al combate aéreo o a mandos de un tanque.
Además, hablamos de una época muy poco visitada en el mundo del videojuego (precisamente por esa aparente dificultad a la hora de crear mecánicas y situaciones variadas y atractivas para el público mayoritario), pudiéndose convertir esto mismo en algo positivo entre tanta experiencia semejante o, por el contrario, suponiendo un riesgo para con el público que ha crecido con los FPS que representan conflictos bélicos actuales o, al menos, no tan lejanos en el tiempo.Más allá de ambientaciones y mecánicas, sorprende que …