Nadie duda de que los pilotos del Lockheed U2, con un techo de servicio de 21 kilómetros, gozan de unas magníficas vistas.
Pero a cambio durante mucho tiempo han sufrido una comida peor que la ya de por sí infame comida de las aerolíneas.
La cabina de los U2 está sólo parcialmente presurizada, por lo que en su interior hay una presión equivalente a unos 8500 metros, sólo un poquitín menos que el Everest, así que los pilotos van enfundados en un traje muy similar al de los astronautas.
Durante el vuelo no pueden abrir el visor del casco –y hay misiones que duran 12 horas o más– así que no les queda más remedio que beber y comer a través de un tubo al que se conectan las botellas con bebida… O los tubos con comida en pasta, al más puro estilo de los astronautas durante los primeros años de las misiones tripuladas.
Comida por un tubo
Afortunadamente para los pilotos aunque durante muchos años nadie les preguntó en serio qué opinaban de las variedades disponibles en 2010 por fin la Fuerza Aérea puso en contacto a los pilotos con quienes crean el contenido de esos tubos, tal y como se puede leer en Embrace the Paste.
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