Pocos bienes digitales son tan valorados hoy como la sacrosanta cuenta de Netflix, puerta de entrada a un mundo “sin fin” de documentales, series y películas.
Imagínate allí, en tu sillón favorito o en tu cama tapado hasta el cuello, con un snack listo para cuando lo requieras, sólo o bien acompañado, todo dispuesto para la maratón que planeaste en la semana y ¡paf! no puedes ingresar a Netflix y todo se derrumba.
No serías el primero ni la primera. Tu opción principal es recordar a quiénes tú mismo diste acceso alguna vez: tu ex novio/a, tu hermano, el primo de otra región, la amiga de tu amiga. Te arrepientes y maldices.
Si cuidaste tu cuenta desde el momento en que la obtuviste, puedes descartar lo anterior, pero no estás libre de riesgos, ya que cada vez es más frecuente la venta de cuentas robadas.
Incluso, con descaro, en el mercado negro pueden adquirirse como cuentas “autopagables”, es decir aquellas que el defraudador vende asegurando perpetuidad de uso, siempre y cuando no se cambien los datos de ingreso que él te otorga -los tuyos-. A ello le suman la garantía de entregar una “nueva” cuenta en el caso que la vendida ya no funcione.
¿Por qué no funcionaría más? Porque el dueño original puede darse cuenta del robo y solucionarlo él mismo de la manera en que te explicamos a continuación.
Revisión y solución
Lo primero es entrar a Netflix desde una computadora, ya que la app de celular u otro dispositivo no muestra la totalidad de …