¿Dónde debería acabar la libertad de expresión y empezar la protección de las potenciales víctimas de discursos del odio? Parece una pregunta sacada de otro tiempo, pero con la proliferación de las redes sociales y el aumento de su impacto en la sociedad este se está volviendo a convertir en un debate importante para definir la sociedad 2.0.
En este aspecto, Alemania es uno de los países con las ideas más claras. Para ellos la protección frente a los discursos del odio está por encima de todo, y esto es algo que trae de cabeza a las grandes redes sociales. Tanto, que su legislación se ha convertido en una de las piedras angulares de la evolución de estas en la materia.
Sin ir más lejos, hace dos semanas supimos que Alemania quiere hacer legalmente responsable a Facebook de no eliminar a tiempo los mensajes de odio. Un paso más en una persecución que apunta a seguir adelante, puesto que la semana pasada, la canciller Angela Merkel respaldó un programa federal para monitorizar y vigilar la actividad en plataformas sociales como Twitter, Facebook y YouTube.
Las leyes alemanas prohíben la incitación al odio
La explicación de por qué Alemania persigue tanto en sus redes sociales la encontramos en su legislación, concretamente en la denominada Volksverhetzung, que traducido significa "incitación o instigación a las masas". Más que de una ley, se trata de un concepto en el derecho penal alemán que prohíbe tajantemente la incitación al odio contra un sector de …