En pleno gran momento del Apple Watch Series 6, la compañía busca el equilibrio entre dispositivos de distintas generaciones (que ha hecho de muy distintas formas durante los últimos años con otras gamas de producto). Desde los primeros copilotos llamados iPhone 5C hasta la ultima generación del iPhone SE, presentada este mismo año, la fórmula trata de ajustar los ingredientes exactos que produzcan la alquimia: un dispositivo potente y que no sacrifica ningún componente importante del gran lanzamiento del año, pero enfocado a quienes no buscan el tope de características de estos últimos modelos.
El primer iPhone SE sentenció el éxito de la propuesta que no cuajó con el iPhone 5c, y que en pleno 2020 Apple ha vuelto a repetir con un nuevo teléfono de esta gama incluyendo el corazón de todo un iPhone 11 y manteniendo la estética familiar del iPhone 8: aquí el trato era ofrecer lo último en potencia y rendimiento, pero obviando el diseño generacional.

Con el Apple Watch SE, vivimos una reflexión importante dentro de la marca: la primera de ellas es que el apellido “SE” sale de la familia iPhone por primera vez (si obviamos el mítico y legendario Macintosh SE, del que hablaremos un día) y que certifica no sólo el éxito de la propuesta, sino que Apple se atreve a repetirla con un nuevo dispositivo. De hecho, en el Watch la han incluso variado un poco: veamos en qué.

Apple Watch SE, sólo lo importante

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