Si no puedes ganar un juego con las normas que tiene, tendrás que inventarte otro con las tuyas para inclinar la balanza a tu favor. Algo así es lo que hace Apple cada vez que lanza una nueva categoría de producto. Con los AirPods, estamos siendo testigos de un nuevo despliegue práctico de esta teoría.La propuesta de valor de los nuevos auriculares inalámbricos de Apple parece confundir a los aficionados a la tecnología. Pero no a los usuarios del mercado de masas. ¿Qué tienen los AirPods para haberse convertido en el objeto de deseo de miles de personas?
Olvídate del sonido
En grandes líneas, la calidad es sensiblemente mejor que en los EarPods que todos conocemos, pero notablemente superior en cuanto a la potencia del sonido. Unos muy buenos graves, sonido detallado y con fuerza. Aquí cabría destacar el gran trabajo que hace el mencionado chip W1 a la hora de gestionar la cancelación del ruido.
Esta es la opinión de Pedro Aznar cuando analizó los AirPods hace unos días, un análisis que merece la pena leer al completo. La calidad del sonido de estos auriculares es mejor que los que vienen de serie con un iPhone. Algo que no era necesariamente difícil de superar.
Los AirPods no son los mejores auriculares si los medimos sobre su calidad de sonido. Hay decenas de opciones superiores a un precio mucho más asequible. En este sentido, es evidente que los AirPods no son la opción idónea.
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