Hace quince años, Apple atravesaba horas bajas: un catálogo saturado de productos, márgenes cada vez más ajustados y prototipos que se filtraban antes de tiempo, restando magia a las presentaciones. Fue entonces cuando Steve Jobs activó un equipo clandestino de mando y control, formado por los EPM (Engineering Program Managers) y los GSM (Global Supply Managers). En los pasillos de Cupertino los conocen como la "Mafia del EPM", y su misión era (y es) evitar que un dispositivo termine en el montón de piezas defectuosas o, peor aún, se estrelle en el mercado.
Origen y misión: blindar el salto del diseño a la fábrica
Steve Jobs pidió concentrar esfuerzos en muy pocos proyectos y subordinar a todos los demás al secreto más absoluto. De ahí nació el Apple New Product Process (ANPP), un manual interno de más de 200 páginas que detalla cada fase: responsabilidades, fechas, criterios de calidad e incluso el color del tornillo. Cuando un equipo de diseño presenta una idea, recibe ese guion y, a partir de ahí, no puede avanzar sin la aprobación conjunta de un EPM (que vela por las especificaciones técnicas) y un GSM (que negocia costes y plazos con fábricas como Foxconn).
Para que te hagas una idea: si algo no pasa la criba técnica, no llega a producirse. Si el proveedor no ofrece el precio deseado o la capacidad de ensamblaje, tampoco. El resultado es que la "Mafia" frena o impulsa cualquier proyecto con …