eguro que en algún punto de los términos y condiciones que aceptamos sin mirar cuando compramos y empezamos a usar este tipo de dispositivos, se advertirá al usuario que el contenido de los mensajes o comunicaciones podrá ser utilizado de forma anónima por el proveedor del servicio con la finalidad de mejorar el mismo. Siempre digo que al usar estos dispositivos que tienen una fuerte dependencia de un sistema externo, que es quien le otorga «la inteligencia», deberíamos plantearnos su utilización suponiendo desde un primer momento que aquello que digamos en su presencia no tuviéramos ningún remilgo a decirlo en público o sin importar que terceras personas lo escuchen.

Si bien, siempre pasa lo mismo, y decimos ¿pero quién va a querer escucharme a mí? y luego, cuando se publican noticias en las que la información de un servicio que utilizamos, aun por muy insignificante que sea su valor, potencialmente ha podido ser accedida o utilizada por alguien más, nos echamos las manos a la cabeza y entramos en pánico.

Pero tranquilos, que esto es porque en algún punto antes de usarlo le hemos dado permiso para ello, aceptándolo con un checkbox o rompiendo algún precinto que lo diga.

Sin embargo, la cosa puede ser aún peor. ¿Qué pasaría si estos sistemas encendieran el micrófono arbitrariamente y enviasen un streaming del sonido ambiente al fabricante? Una cosa es que la información que se envía sea la que nosotros controlamos cuando pronunciamos las palabras mágicas provistas por el fabricante, y otra …