Debemos mucho a Alan Turing, considerado uno de los pioneros de las ciencias de la computación y una de las mentes más brillantes del siglo XX. Fueron sus trabajos e innovaciones los que pusieron los pilares de la computación moderna, desde los ordenadores a los smartphones y tablets que usamos a diario y con los que lees estas palabras.
Turing dejó detrás las bases de lo que serían los ordenadores personales. Fue él quien creó ACE, el primer ordenador que guardaba instrucciones en una memoria, en vez de recibirlas y ejecutarlas conforme las recibía; muchos diseños se basaron en el de Turing, abriendo las puertas a un enorme potencial que aún hoy en día estamos descubriendo. Además, su trabajo como matemático es toda una referencia y estableció los principios de la criptografía moderna.
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Lamentablemente, Turing no recibió en vida el trato que merecían todos esos logros, y todo porque era homosexual; poco importaba que gracias a su trabajo y el de sus compañeros se hubiese conseguido “crackear” la máquina Enigma, usada por el ejército nazi en sus comunicaciones. La justicia británica de 1952 consideró que era culpable de “conducta indecente” y tenía que ser castrado químicamente; algo que le consumió hasta su muerte por sobredosis de cianuro, quién sabe ya si por suicidio o accidente.

En los últimos años, la figura de Turing ha dejado de ser tabú. En 2013 recibió el perdón de la Reina, y desde entonces los homenajes a …