Los escándalos de escuchas y de programas de vigilancia siguen brotando como las setas. Según hemos podido saber gracias a TechCrunch, coger un avión que permita las llamadas telefónicas ya no sirve para burlar a la NSA. Así que, si alguien estaba pensando llamar a alguien desde 30.000 pies de altura para evitar orejas indeseadas, más vale que busque otro método.
También según se ha podido saber gracias a un informe publicado por The Intercept con contenido no editado de los documentos de Edward Snowden, tanto la NSA como el GCHQ británico tienen un programa entero dedicado a vigilar a objetivos en los cielos.
Conforme las líneas aéreas han ido relajando sus políticas sobre el uso de teléfonos móviles en los vuelos, los organismos de espionaje han estado esperando la oportunidad para implementar sus sistemas de vigilancia en vuelos comerciales.
El GCHQ ya había encontrado una forma
Según el informe el GCHQ lo tenía todo listo para empezar. Todo lo que se necesitaba era una aeronabe cruzando los cielos a más de 10.000 pies. Después distintas estaciones aéreas secretas situadas en tierra podían interceptar la señal a través de un satélite.
Edificio del GCHQ. Imagen: Defence Images
Con que el teléfono ya esté encendido ya es suficiente para conocer su posición, con lo que la intercepción podría ser cruzada después con la lista de pasajeros del vuelo, el número del mismo y el código de la aerolínea para determinar la identidad del pasajero que lo usaba.
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