Parece que fue ayer cuando muchos de nosotros pasamos una de las navidades más mágicas gracias al estreno del considerado por la mayoría, el mejor videojuego de todos los tiempos. El 21 de noviembre del sensacional 1998, Nintendo demostró que era posible llevar de manera correcta a grandes series del 2D, al ambiente 3D que permitían las nuevas consolas. The Legend of Zelda: Ocarina of Time nos golpeó como un tren, convirtiéndose en todo un fenómeno cultural que hasta nuestros días, sigue haciendo eco.